El Islam nos enseña a preocuparnos por nuestra persona entera. Seguir la guía y los mandamientos de Dios nos permite enfrentar la enfermedad y las lesiones con paciencia. Quejándonos y lamentándonos de nuestra situación no conseguiremos nada más que dolor y sufrimiento. Nuestros cuerpos y mentes nos han sido confiados en préstamo, y somos responsables por ellos. La guía de Dios cubre cada aspecto de la vida y hay maneras concretas de tratar con los problemas de salud, que comenzaremos a explorar en el siguiente artículo.