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Las condiciones del testimonio de Fe

الإسبانية - Español

المؤلف Yamal Zarabozo ، Muhammad Isa Garcia
القسم مقالات
النوع نصي
اللغة الإسبانية - Español
المفردات العبادات - شهادة أن لا إله إلا الله
Las condiciones de ‘La ilaaha ill-Allah’

التفاصيل

Las condiciones de ‘La ilaaha ill-Allah’ Los musulmanes saben que la llave para entrar al Paraíso es la frase “Nadie es digno de alabanza excepto Allah”. Pero muchos musulmanes creen que basta con decirlo para estar salvo de todo mal. Debido a esta mera expresión verbal de la shahaadah, creen que alcanzarán el Paraíso. Sin embargo, no basta con decir la frase para obtener la salvación. De hecho, los hipócritas solían decir “atestiguo que nadie es digno de alabanza excepto Allah...” pero Allah los describe como mentirosos y dice que vivirán en el abismo más profundo del Fuego del Infierno. Tal como han expresado muchos sabios, esta frase, o testimonio, es la llave para el Paraíso. Sin embargo, para decirlo hay que cumplir con ciertas condiciones. Al-Hasan al-Basri le dijo una vez a una persona: “¿Qué has preparado para la muerte”. Este respondió: “El testimonio de que nadie es digno de alabanza excepto Allah”. Al-Hasan le dijo: “Hay ciertas condiciones para ello. Y ten cuidado con difamar a las mujeres castas”. El famoso Seguidor Wahb ibn Munabbih fue consultado una vez: “¿No es acaso la frase la ilaha illah-llah la llave al Paraíso?”. Su respuesta fue “Sí, pero toda llave tiene sus características únicas. Si vienes con la llave correcta, se te abrirá la puerta. Pero si tu llave no es la correcta, no se te abrirá la puerta”. Esas características son las condiciones que diferencian a los musulmanes que se beneficiarán del testimonio de aquellos que no se beneficiarán de él, sin importar cuántas veces al día lo pronuncien. Antes de discutir las condiciones de la shahaadah, hay un punto más a establecer. Algunas personas tienen la tendencia de tomar un hadiz o versículo Coránico y luego, según ese único texto, llegar a una conclusión general basándose solamente en ese texto. Por ejemplo, uno puede concluir a partir de algún hadiz que quien diga “No existe Dios excepto Allah” entrará al Paraíso. Pero, en realidad, uno debe tener en cuenta que el Corán y los hadices se complementan y explican entre sí. Para encontrar la posición correcta sobre cualquier pregunta, uno debe unir todos los versículos Coránicos y los hadices relacionados y ver cuál es la verdadera postura islámica al respecto. Lo mismo se aplica para las condiciones de la shahaadah. Un estudio de los versículos del Corán y los hadices del Profeta (r) demuestran que las condiciones de la shahaadah son siete, ocho, o nueve según cómo uno las analice. Es importante que todo musulmán se asegure de cumplir con dichas condiciones en su propia vida con respecto a su propio testimonio de fe.  Conocimiento La primera condición es el conocimiento: Se debe tener el entendimiento básico de lo que significa la shahaadah. Se debe entender lo que la shahaadah afirma y lo que la shahaadah niega. Allah dice en el Corán: “Sabe [¡Oh, Muhammad!] que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Allah, e implora el perdón de tus faltas y la de los creyentes y las creyentes.” (47 : 19). De igual manera, el Profeta (r) dijo: “Aquel que muera sabiendo que nadie es digno de alabanza excepto Allah entrará al Paraíso”. (Registrado por Muslim) De hecho, la shahaadah misma es un testimonio. Cuando uno testifica algo, debe saber acerca de qué está testificando. Obviamente, un testimonio sobre algo de lo que uno no tiene conocimiento es inaceptable. Allah dice en el Corán: “[¡Oh, incrédulos!] Aquellos que invocáis en vez de Allah no poseen la facultad de interceder por nadie; sólo la tendrán [aquellos a quienes Allah se lo permita, pues son quienes] atestiguan la Verdad [que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Allah] con conocimiento.” (43 : 86). Por lo tanto, los fundamentos básicos de la shahaadah deben ser entendidos por la persona que la atestigua. Si no comprende, por ejemplo, que Allah es el único digno de alabanza y que todas las demás divinidades son falsas, entonces no tiene siquiera el entendimiento más elemental de lo que está testificando. Tal shahaadah no puede ser considerada como aceptable para Allah.  Certeza La segunda condición de la shahaadah es la certeza o al-yaqin. Es lo opuesto de la duda y la incertidumbre. De hecho, en el Islam todo tipo de duda con respecto a algo que está confirmado en el Corán o la Sunnah equivale a kufr o incredulidad. En el corazón, uno debe estar absolutamente convencido de la verdad de la shahaadah. El corazón no debe vacilar de ninguna manera al testificar la verdad de “No existe nadie digno de alabanza excepto Allah”. Allah describe a los verdaderos creyentes como aquellos que creen en Allah y que sus corazones no vacilan. Allah dice: “Por cierto que los verdaderos creyentes son quienes creen en Allah y en Su Mensajero, y no dudan en contribuir con sus bienes o luchar por la causa de Allah. Ésos son los sinceros en la fe.” (49 : 15). De igual manera, el Mensajero de Allah (r) dijo: “Quien encuentra a Allah (luego de su muerte) con el testimonio de que no existe nadie digno de alabanza excepto Allah y que yo soy el Mensajero de Allah, sin duda alguna sobre la implicancia de la frase, entrará al Paraíso”. (Registrado por Muslim). Por otro lado, Allah describe a los hipócritas como aquellos cuyos corazones vacilan. Por ejemplo, Allah dice en el Corán: “Ciertamente quienes pretenden evadir el combate no creen en Allah ni en el Día del Juicio; sus corazones están llenos de dudas, y por ello vacilan.” (9 : 45). Muchos eruditos han mencionado que las enfermedades del corazón, o las dudas y sospechas que uno deja entrar al corazón, son más peligrosas para la fe de una persona que la lujuria y el deseo. Esto es así porque la lujuria y el deseo deben satisfacerse en algún momento pero la persona aún sabe que son malos. En algún momento, puede llegar a controlarlos, arrepentirse y dejarlos de lado. En cambio las dudas y sospechas pueden permanecer en el corazón, sin cura alguna, hasta que la persona termina por irse del Islam o continúa practicando el Islam, pero sin tener una verdadera fe. Una de las mejores curas para estas dudas es el conocimiento. Un conocimiento firme del Corán y la sunnah elimina todas, o parte, de dichas dudas. Al estudiar y entender, uno puede lograr la certeza. Y cuanto más estudia y aprende la persona, más firme será su certeza.  Aceptación La tercera condición de la shahaadah es la aceptación o al-qabul. Si una persona tiene el conocimiento y la certeza en la shahaadah, debe continuar con aceptación, de palabra y corazón, de todo lo que implica la shahaadah. Quien se niegue a aceptar la shahaadah y sus implicaciones, aún si sabe que es verdad y tiene certeza de esa verdad, será un falso creyente. Esta negación a aceptar puede deberse a orgullo, envidia u otras razones. En cualquier caso, la shahaadah no es auténtica sin su aceptación incondicional. Los eruditos hablan de esta condición como una condición general en la manera descrita. Sin embargo, hay un aspecto más detallado que uno ha de tener en cuenta. Esta condición también significa que cree en todo lo expresado en el Corán o dicho por el Profeta (r), sin derecho a escoger lo que quiere creer o rechazar. Allah dice en el Corán: “¿Acaso tomáis una parte del Libro y otra no? ¿Cuál es la consecuencia de quienes obren así sino la humillación en la vida mundanal y el más severo castigo el Día de la Resurrección? Allah no está desatento de cuánto hacéis.” (2 : 85). Allah también dijo: “Un verdadero creyente o a una verdadera creyente no deben, cuando Allah y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar en forma contraria; y sabed que quien desobedezca a Allah y a Su Mensajero se habrá desviado evidentemente.” (33 : 36).  Sumisión y acatamiento La cuarta condición de la shahaadah es la sumisión y acatamiento o al-inqiyaad. Esto implica el cumplimiento físico y real de la shahaadah a través de acciones. Es uno de los principales significados de la palabra Islam en sí, “la sumisión a la voluntad y los mandamientos de Allah”. Allah ordena lo siguiente en el Corán: “Arrepentíos ante vuestro Señor y someteos a Él, antes de que os sorprenda el castigo, y entonces no seáis socorridos.” (39 : 54). Allah ha elogiado a quienes se someten a Su mandamiento a través de acciones. Dice Allah: “¿Quién practica una mejor religión que aquel que se somete a Allah, es benefactor y sigue la religión de Abraham, que era monoteísta?” (4 : 125). Allah ha establecido como condición de fe la sumisión al mandamiento de Allah y Su Mensajero. Allah dice: “Pero no, [juro] por tu Señor que no creerán a menos que te acepten como juez de sus disputas; y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente.” (4 : 65). Tal como se tratará luego en la discusión sobre el Imán, la shahaadah es un testimonio de fe que debe implementarse en el corazón, la palabra y las acciones. Por ejemplo, en el corazón, uno debe tener amor por Allah, miedo devocional de Allah y esperanza en Él. Con la palabra, uno debe testificar la shahaadah. Con las acciones, se supone que uno debe implementar lo que el testimonio de fe exige de la persona. Todo aquel que diga ser musulmán pero no realice actos acordes, no entiende el Islam o su testimonio de fe no es auténtico y sincero. Esto no significa que el verdadero creyente nunca cae en pecado. De hecho, los verdaderos creyentes también cometen pecados. Pero siempre y cuando reconozcan que lo que hicieron no es correcto y es inconsistente con su obligación de someterse a Allah, entonces no habrán violado la firmeza de su testimonio o la shahaadah.  Veracidad La quinta condición es la veracidad opuesto a la hipocresía y la deshonestidad. Esto significa que cuando uno dice la shahaadah, lo dice con honestidad y sinceridad. La persona no miente cuando se trata de su testimonio de fe o simplemente de tratar de engañar a alguien. El Profeta (r) dijo: “Quien atestigua que no existe nadie digno de alabanza excepto Allah, con sinceridad desde el corazón, Allah evitará que caiga en el Fuego del Infierno”. (Registrado por al-Bujari) La mayoría de las personas han oído sobre aquellos que dicen el testimonio de fe pero no lo dicen con honestidad. No creen en él. Sólo lo dicen para protegerse o para obtener algún beneficio al hacerlo. Esos son los hipócritas. Allah los describe al comienzo del Corán con las siguientes palabras: “Entre los hombres hay [hipócritas] quienes dicen: Creemos en Allah y en el Último Día, pero en verdad no creen. Pretenden engañar a Allah y también a los creyentes pero, sin advertirlo, sólo se engañan a sí mismos. Sus corazones están enfermos [de duda e hipocresía] y Allah agravará aún más su enfermedad. Sufrirán un castigo doloroso por haber mentido.” (2 : 8-10). La shahaadah de aquellos que se convierten en musulmanes sólo para beneficiarse de ello y no porque creen en el Islam será rechazada por Allah en el Más Allá. Ellos enfrentarán un doloroso castigo debido a su mentira.  Sinceridad pura La sexta condición es la sinceridad pura o ijlaas. Cuando uno declara la shahaadah, debe hacerlo solo por Allah. No se debe hacer por ninguna otra razón ni por nadie más que Allah. De esta manera, el significado de pureza es el opuesto de shirk, es decir, igualar a Allah con otros. Uno se convierte en musulmán, y sigue siéndolo, solo para servir a Allah, para evitar Su ira y Su castigo, y obtener Su piedad y recompensa. Dice Allah en el Corán: “Ciertamente te hemos revelado el Libro [¡Oh, Muhammad!] con la Verdad; adora a Allah rindiéndole culto sincero.” (39 : 2) También dice: “Y se les había ordenado [en sus legislaciones] que adoraran a Allah con sinceridad, fuesen monoteístas, realizaran la oración y pagaran el Zakât, pues ésa es la verdadera religión.” (98 : 5). El Profeta (r) dijo: “Allah ha prohibido el Fuego del Infierno a todo el que diga: ‘No existe nadie digno de alabanza excepto Allah’, y lo diga deseando el rostro [y la complacencia] de Allah”. (Registrado por Muslim) Eso es algo que deberían tener en cuenta todos los musulmanes, especialmente quienes nacieron y crecieron en familias musulmanas. Todos deben tener bien claro que son musulmanes solo por Allah. Un musulmán no puede ser musulmán debido a sus padres, amigos, familiares, la comunidad o algún fin mundano. Debe estar bien claro en la mente que uno es musulmán sólo por Allah.  Amor La séptima condición es el amor. Es decir, el creyente ama esta shahaadah, ama según la shahaadah, ama las implicaciones y requisitos de la shahaadah y ama a quienes actúan y se esfuerzan según la shahaadah. Es una condición necesaria de la shahaadah. Si una persona realiza la shahaadah pero no la ama a ella ni a lo que representa, entonces su fe no está completa. No es la fe de un verdadero creyente. Si no tiene amor por esta shahaadah o si siente odio por ella, entonces la ha negado. El verdadero creyente no pone a nadie en el mismo nivel que Allah cuando se trata de su amor. Allah dice en el Corán: “Hay hombres que toman en lugar de Allah a otras divinidades, y las aman igual que a Allah; pero los creyentes aman más a Allah de lo que éstos aman a sus divinidades.” (2 : 165). También dice:  “Diles [¡Oh, Muhammad!]: Si vuestros padres, hijos, hermanos, esposas y familiares, los bienes que hayáis adquirido, los negocios que temáis perder y las propiedades que poseáis y os agraden son más amados para vosotros que Allah, Su Mensajero y la lucha por Su causa, pues entonces esperad que os sobrevenga el castigo de Allah; y sabed que Allah no guía a los corruptos.” (9 : 24). El Profeta (r) dijo: “Quien posea tres cualidades alcanzará la dulzura de la fe. [La primera de ellas] es que ama a Allah y a Su Mensajero por sobre todas las cosas...” (Registrado por al-Bujari y Muslim).  Negación de toda otra deidad La octava condición de la shahaadah es que la persona que la realiza debe negar todo otro objeto de adoración. Si bien eso está claro en las palabras del testimonio de fe, pareciera que no todos lo entendieran así. Por lo tanto, debe mencionarse explícitamente. En surah al-Baqara, Allah les recuerda a los musulmanes la importancia de este aspecto de la shahaadah. La shahaadah no es sólo una afirmación sino una afirmación y una negación. Dice Allah: “La guía se ha diferenciado del desvío. Quien se aparte de Satanás y crea en Allah, se habrá aferrado al asidero más firme [el Islam], que nunca se romperá.” (2 : 256). El Profeta (r) destacó este punto al decir: “Todo aquel que diga que no existe nadie digno de alabanza excepto Allah y niegue todo lo que se pueda adorar aparte de Allah, entonces su riqueza y su vida son sagrados, y su juicio corresponde a Allah”. (Registrado por Muslim) Si bien esta condición debería ser obvia para todos los que dicen las palabras de la shahaadah, es posible encontrar musulmanes que dicen la shahaadah y luego dedican actos de adoración a otros que Allah. Se los puede ver en los cementerios adorando a quienes están en las tumbas. Realizan actos de adoración, pero no en nombre de Allah, sino en nombre de los “santos” (aulia) que están muertos en sus tumbas.  Respeto hasta la muerte La novena condición de la shahaadah es que el musulmán respete la shahaadah hasta la muerte. Es una obligación si se quiere que la shahaadah tenga algún significado en el Más Allá. Uno no puede dormirse en los laureles de lo hecho en el pasado. Por lo tanto, la shahaadah debe ser un estandarte hasta el momento de la muerte. Dice Allah en el Corán: “¡Oh, creyentes! Temed a Allah como es debido y no muráis sino sometidos a Él.” (3 : 102).                           “Y que Muhammad es el Mensajero de Allah” Para ingresar al Islam uno debe testificar que no existe nadie digno de alabanza excepto Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah (r). Muchas veces se ha hablado de la primera parte de la shahaadah o testimonio. Sin embargo, también es importante entender el significado y las implicaciones de la segunda parte de la shahaadah. De hecho, a veces uno se aleja del Camino Correcto y del Islam porque no implementa correctamente la segunda parte de la shahaadah.  El Profeta elegido Cuando uno atestigua que Muhammad es el Mensajero de Allah, está diciendo que el Profeta Muhammad (r) fue elegido por Allah para ser Su Mensajero y transmitir Su Mensaje. Dice Allah en el Corán: “Tu Señor es Quien crea y elige [hacer lo que quiere]” (28 : 68). Allah crea y tiene poder de hacerlo todo. Allah escogió específicamente al Profeta Muhammad (r) para ser Su Mensajero. En otro versículo Coránico, Allah dice lo siguiente: “Allah sabe mejor que nadie en quién confiar Su Mensaje.” (6 : 124). Esto implica algunas de las características del Profeta Muhammad (r) pues obviamente Allah, debido a Su justicia, sabiduría y misericordia, no habría escogido a alguien que es traicionero o que miente para ser Su Mensajero. Allah no escogería para una misión tan importante a alguien que no transmitiera el mensaje o que utilizara la posición para su propia ventaja. Si alguien dice que el Profeta (r) no transmitió el mensaje completo o que lo distorsionó de una u otra manera, está en realidad diciendo que Allah no sabía quién era la persona correcta para ser su mensajero. Y eso es no creer en Allah.  Un Profeta para todo tiempo y lugar En segundo lugar, cuando uno realiza la shahaadah, también está atestiguando que el Profeta (r) fue enviado para toda la humanidad hasta el Día del Juicio. Dice Allah en el Corán: “Di: ¡Oh, hombres! Ciertamente soy el Mensajero de Allah para todos vosotros.” (7 : 158). Además, el Profeta (r) dijo: “Me han sido concedido cinco aspectos que no le fueron dados a ningún profeta antes que a mí... [Uno de ellos es] que todos los profetas fueron enviados solo para su pueblo mientras que yo fui enviado para toda la humanidad”. (Registrado por al-Bujari y Muslim) Es obligatorio que todas las personas desde los tiempos del Profeta (r) hasta el Día del Juicio crean y sigan al Profeta (r). Si el mensaje del Islam llega claramente a una persona pero ésta sigue negándose a creer en el Profeta (r) y seguirlo, entonces es un no creyente e irá al Fuego del Infierno eternamente – a menos que se arrepienta y adopte el Islam. Sin embargo, esto también implica que las enseñanzas del Profeta y su sunnah son válidas y obligatorias para toda la humanidad hasta el Día del Juicio. Es decir, su ejemplo y sus enseñanzas no eran solamente para el pueblo árabe de ese tiempo. Por el contrario, son iguales de válidas y tan importantes para todos los musulmanes de hoy, estén en Malasia o Nueva York. Algunos parecen resistirse a la idea de que tienen que seguir al Profeta (r). Cuando lo hacen, deben darse cuenta de que están yendo contra aquello que han atestiguado. Han atestiguado que el mensaje del Profeta, que incluye tanto el Corán y su sunnah, es para toda la humanidad – incluyendo a todos y cada uno de los que hoy están vivos.  Prédica perfecta En tercer lugar, cuando uno declara la shahaadah, está atestiguando que cree con certeza que el Profeta Muhammad (r) transmitió el mensaje – y que lo transmitió con corrección, totalidad y claridad. Dice Allah en el Corán: “Por cierto que Nuestro Mensajero sólo tiene la obligación de transmitir [el Mensaje] con claridad.” (24 : 54). El Profeta (r) mismo dijo: “Los he dejado en un camino iluminado cuya noche y día son iguales. Quien se aleje de él luego de mi muerte se habrá extraviado”. (Ibn Mayah) El Profeta (r) transmitió toda la guía y la revelación recibidas de Allah. La transmitió y explicó de manera clara. Por lo tanto, cuando uno pronuncia la shahaadah, también atestigua que el Profeta (r) transmitió todos los aspectos de la religión – tanto sus aspectos fundamentales como los secundarios. No hay parte de la religión que uno necesite como guía que no fuera transmitida a la humanidad o que Allah o el Profeta (r) hayan olvidado. Por lo tanto, cuando está presente esta guía completa y clara que nos trajo el Profeta (r), no hay necesidad de que el musulmán busque otras fuentes de guía. No hay necesidad de acudir a los libros de los judíos o cristianos. De hecho, el Profeta (r) le dijo a ‘Umar, cuando lo vio leyendo la Torah, que si el Profeta Moisés estuviera vivo en ese momento, también habría seguido al Profeta Muhammad (r). No hay necesidad de que el musulmán acuda a los filósofos griegos, por ejemplo, para comprender la teología. De hecho, no hay necesidad de acudir a ningún otro tipo de   enseñanza religiosa o espiritua