El concepto de pecado original es completamente ajeno al judaísmo y al cristianismo oriental, habiendo alcanzado aceptación sólo en la Iglesia Occidental. Es más, los conceptos cristiano e islámico del pecado son virtualmente opuestos en ciertos aspectos. Por ejemplo, no hay concepto de “pecar de pensamiento” en el Islam, para un musulmán un pensamiento malo se convierte una buena obra cuando una persona se niega a actuar de acuerdo a él. Vencer y descartar los malos pensamientos que siempre asaltan nuestras mentes es considerado algo merecedor de recompensa en lugar de castigo. Hablando islámicamente, un pensamiento maligno sólo se convierte en pecado cuando se transforma en hechos.