الفتاح
كلمة (الفتّاح) في اللغة صيغة مبالغة على وزن (فعّال) من الفعل...
Narró Usama Ibn Zaid Ibn Hariza -Al-lah esté complacido con ambos-: “Una hija del Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- envió un emisario para que le comunicara al Profeta -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- que su hijo estaba agonizando. Cuando se enteró de la noticia, mandó saludos a su hija y le dijo: “A Allah pertenece todo aquello que toma y todo aquello que da, y para todo ha decretado un plazo definido, así que persevera en la paciencia y ten esperanza”. Su hija mandó de nuevo al emisario insistiendo y jurando que el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- debía venir. Así pues, salió a su encuentro en compañía de Saad Ibn Ubada, Muad Ibn Yabal, Ubai Ibn Kaab, Zaid Ibn Zabit y otros -Al-lah esté complacido con todos ellos-. Al llegar, le trajeron al niño. Él lo sentó en su regazo y sintió cómo su respiración se entrecortaba, y los ojos del Profeta -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- derramaron lágrimas. Al ver esto, Saad le dijo: “¡Oh Mensajero de Al-lah, ¿Qué es esto?!” El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- le contestó: “Es la compasión que Al-lah ha puesto en los corazones de Sus siervos”. En otro relato se menciona que dijo: “Que Al-lah ha puesto en los corazones de quien quiera de Sus siervos. Y Al-lah muestra misericordia hacia Sus siervos misericordiosos””.
Usama Ibn Zaid -Al-lah esté complacido con él- dijo que una de las hijas del Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- envió a su padre un emisario para comunicarle que el hijo de ella estaba agonizando, y pedirle que venga a verlo. Una vez enterado de la noticia, él dijo: “A Allah pertenece todo aquello que toma y todo aquello que da, y para todo ha decretado un plazo definido, así que persevera en la paciencia y la resignación”. El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- le ordenó al emisario que le dijera a su hija que tuviera paciencia y resignación ante esta calamidad. Entonces dijo: “Persevera en la paciencia”. Es decir, el ser paciente ante la desgracia. Y dijo: “Y ten esperanza”. Es decir, que tenga esperanza de que Al-lah la recompensará por su resignación. Es importante que tenga las dos, porque hay personas que son pacientes pero no esperan la recompensa de Al-lah. Cuando dijo: “A Allah pertenece todo aquello que toma y todo aquello que da”. Se trata de una frase grandiosa, ya que todo es de Al-lah, por lo que si toma algo de una persona, solo está tomando lo que le pertenece, y si lo da, está dando de Su propiedad. Por lo tanto, ¿Cómo puede una persona enojarse si Al-lah toma algo que Le pertenece a Él? Por eso, si a una persona le alcanza una desgracia debe decir: “A Al-lah pertenecemos y hacia Él retornaremos”. De este modo, no podremos hacer con lo que nos ha otorgado Al-lah, excepto aquello que Él nos ha permitido. Esto demuestra que sobre la propiedad que Al-lah nos ha otorgado, tenemos una posesión limitada, por lo que no podemos disponer de esta de forma absoluta. Por ello, dijo: “A Allah pertenece todo aquello que toma y todo aquello que da”, por lo tanto, ¿Cómo podemos enojarnos cuando Al-lah toma aquello que Le pertenece? Esto es algo ilógico y contradice lo que se nos ha transmitido. Luego dijo: “Y para todo ha decretado un plazo definido”. De este modo queda convencido, puesto que la frase significa que el ser humano no puede cambiar el destino escrito, ni adelantarlo ni retrasarlo, como dice Al-lah en Su Libro: “A cada comunidad le ha sido fijado un plazo: cuando se aproxima el fin de su plazo, no pueden retrasarlo ni adelantarlo, ni siquiera una hora” [Corán, 10: 49], por lo que de nada sirve el llanto ni el lamento, ya que eso no cambia nada del destino. El emisario le transmitió eso a la hija del Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- pero ella insistió en que el Profeta -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- debía venir. Así pues, salió a su encuentro en compañía de un grupo de sus compañeros -Al-lah esté complacido con todos ellos-. Y al llegar, le trajeron al niño. Él lo sentó en su regazo y sintió cómo su respiración se entrecortaba. El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- lloró y sus ojos derramaron lágrimas. Al ver esto, Saad Ibn Ubadah creyó que el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- lloraba por desesperanza. No obstante, el Mensajero de Al-lah le dijo: “Llore por compasión hacia el niño, y no por desesperanza”. Luego dijo: “Al-lah muestra misericordia hacia Sus siervos misericordiosos” y esto es una prueba de que es lícito llorar durante la adversidad por compasión.