الأعلى
كلمة (الأعلى) اسمُ تفضيل من العُلُوِّ، وهو الارتفاع، وهو اسمٌ من...
Imrán Ibn Al-Hasin -Al-lah esté complacido con ambos- dijo: Estábamos de viaje con el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- y que siguieron su viaje de noche hasta que llegó la última parte de la noche. Pararon a descansar y reposaron muy bien tal y como le gustaría a cualquier viajero. De modo, que solo los despertó el calor del sol. El primero en despertar fue fulano y le siguió zutano y a éste otro y luego Umar Ibn Al-Jattab. Por costumbre, el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- cuando se acostaba nadie lo despertaba, sino que se despertaba solo, dado que no sabemos cuánto ha dormido ni qué ha estado haciendo mientras dormíamos. Cuando Umar se despertó y vio como estaban todos aún dormidos, siendo él un hombre muy serio, comenzó a llamar a la oración elevando la voz. El tono volumen elevado de su voz despertó al Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él-. Cuando se hubo despertado, los demás se quejaron ante él por el descuido que les había sucedido (fruto del cansancio). Les dijo “No hay mal en ello. Monten sus monturas”. Él se subió a la suya y prosiguieron su viaje. Se fue a una distancia no muy lejana y luego pidió agua para hacer la ablución. La hizo y se llamó a la oración. Él dirigió la oración conjunta. Cuando hubo finalizado el rezo, vislumbró a un hombre que rezaba aparte de los demás. Le preguntó: “¿Qué te ha impedido rezar con el grupo?”. El hombre respondió: “Estoy en estado de impureza por la eyaculación y no he encontrado agua para purificarme”. Le dijo: “con hacerlo con arena limpia te es suficiente para dejar de estar impuro”. Luego continuamos el viaje, pero los demás comenzaron a quejarse de la sed, así que se bajó de su montura y llamó a fulano y a Alí y les dijo: “Vayan en busca de agua”. Ellos partieron en su busca y encontraron una mujer montada entre dos odres llenos de agua que llevaba a lomos de su dromedario. Le dijeron: “¿Dónde está la fuente de agua?” Ella les contestó: “La dejé atrás en el camino a esta hora del día de ayer. Nuestros hombres han partido en busca de agua”. Le dijeron: “Venga con nosotros”. Ella preguntó: “¿A dónde?” Dijeron: “A ver al Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él-”. Ella les dijo: “El que califican como ‘el que ha renunciado a su religión para abrazar a otra’”. Le dijeron: “Es a quien te refieres, así que póngase en marcha”. La trajeron al Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- y le contaron lo que había sucedido. Él dijo: “bajenlos (los odres) del camello”, y pidió un recipiente que llenó del agua de los dos odres. Luego amarró las bocas de los odres y liberó sus orificios grandes, y se llamó a la gente: beban y guardad agua para beber. Quien quiso bebió y quien quiso almacenó agua. Por último, le dio a aquel hombre que estaba en estado de impureza un recipiente con agua. Le dijo: “Ve y échatela por el cuerpo”. La mujer seguía ahí montada mirando lo que se estaba haciendo con su agua. Juro por Al-lah de que salió deaquellos odres mucha agua, pero aun así cada vez parecían más llenos que antes. El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- dijo entonces: “Recolecten donaciones para esta mujer”. Y le recolectaron dátiles, harina, trigo y grano. Lo pusieron todo en un fardo de tela, lo subieron encima del camello y se lo dieron a ella. El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le dijo entonces: “Sabes que no hemos disminuido de tu agua ni una pizca, sino que ha sido Al-lah quien nos ha dado de beber”. Ella volvió con su familia, habiéndose ausentado de ellos durante un tiempo”. Le dijeron: “¿qué te ha entretenido todo este tiempo?” Les dijo: “El milagro. Vinieron a verme dos hombres y me llevaron consigo a ver al que llaman ‘el que ha renunciado a su religión para abrazar otra’. Hizo así y asá. Juro por Al-lah que ha hechizado a la gente que hay entre el Cielo y la Tierra y que es el verdadero Mensajero de Al-lah. A partir de entonces, los musulmanes comenzaron a sentir recelo por todos los idólatras que rodeaban a esa mujer y no hallaban las gentes a las que ella pertenecía. Ella le dijo un día a su gente: no veo que esas gentes os invitan por placer, ¿qué os parece si abrazamos el Islam? Le hicieron caso y se convirtieron en musulmanes.
En este noble hadiz hallamos una serie de normas y milagros que ocurrieron ante los compañeros del Mensajero de Al-lah, -Al-lah esté complacido con ellos-. Que estaban en viaje y les venció el sueño y se les pasó el tiempo de la oración del alba. No obstante, el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- les aclaró lo que deben hacer en este tipo de casos: tomar la iniciativa de realizar la oración. La segunda cuestión es que entre los compañeros había uno al que había alcanzado la impureza debido a la eyaculación y no poseían agua para que se pudiera purificar. El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- le ordenó hacerlo con arena limpia para dejar de estar impuro. Después apareció la norma de que, en caso de no disponer de agua, la ablución con arena limpia (tayamum) es apta como sustitutivo. La tercera cuestión es uno de los milagros del Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él-: la gente comenzó a quejarse de la sed y la falta de agua, así que envió a dos personas a buscar agua. Ellos no encontraron agua, sino una mujer que poseía dos odres llenos de agua. La llevaron consigo a ver al Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. Él tomó agua de sus dos odres y rogó a Al-lah hasta que brotó el agua y los compañeros del Mensajero comenzaron beber y a almacenar agua para después. Incluyo los que estaban en estado de impureza, se pudieron lavar. Luego la mujer llevó de nuevos sus dos odres y juraba que parecían estar más llenas que antes. El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- ordenó que se recolectaran donaciones de alimentos para esta mujer a modo de compensación, lo que influyó posteriormente en que abrazara el Islam, ella y su gente.