Alabado sea Al-lah, Quien legisló ritos religiosos para Sus siervos y los perfeccionó; les aclaró sus límites, sus partes obligatorias y sus partes recomendadas. No dejó a Sus siervos con dudas sobre su religión ni cosas faltantes en la adoración. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no murió hasta haber dejado a su gente en conocimiento pleno y claro de la religión. Alabado sea pues Al-lah.