الشافي
كلمة (الشافي) في اللغة اسم فاعل من الشفاء، وهو البرء من السقم،...
De Abu Huraira, Al-lah esté complacido con él, transmitido del Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, que dijo: “He visto a setenta miembros de las gentes de As-Suffa y ninguno de ellos tenía manto suficiente para cubrirse todo el cuerpo. Lo que tenían era una tela que bien se la sujetaban a la cintura y les caía sobre el resto del cuerpo, o bien la anudaban al cuello, de modo que a unos les llegaba a la mitad de la pierna y a otros hasta los tobillos. De esta forma, se veían obligados a recoger la tela con la mano por temor a que queden al descubierto sus partes pudendas”.
Las gentes de As-Suffa son los compañeros del Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, que emigraron con él sin recurso alguno, dejando atrás sus hogares y sus bienes en La Meca, de la que partieron hacia Medina, a pesar de que La Meca era el lugar que más amaban. Las gentes de As-Suffa eran más de setenta hombres. La palabra As-Suffa alude en árabe a un techado que había al final de la mezquita del Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, en Medina. Debajo de él, dormían estas personas sin recursos que habían emigrado con él. La vestimenta que solían llevar en verano e invierno nos informa de ella Abu Huraira, Al-lah esté complacido con él, el cual era uno de ellos. Dijo: “Ninguno de ellos tenía manto suficiente para cubrirse todo el cuerpo. Lo que tenían era una tela que bien se la sujetaban a la cintura, o bien la anudaban al cuello”. Tan escasos eran los recursos que poseían que lo único con lo contaban era un trozo de tela para cubrir parte de su cuerpo, ya que el manto, o la túnica como se le conoce hoy en día, se vestía encima de esta tela que menciona el hadiz. Abu Huraira, Al-lah esté complacido con él, añadió: “la anudaban al cuello”, esto es, no les bastaba el trozo de tela, así que anudaban, Al-lah esté complacido con ellos, sus extremos al cuello para que les cubra el resto del cuerpo. Luego dijo: “de modo que a unos les llegaba a la mitad de la pierna”, esto es, la longitud de la tela desde los hombros hasta la mitad de la pierna; “y a otros hasta los tobillos. De esta forma, se veían obligados a recoger la tela con la mano por temor a que queden al descubierto sus partes pudendas”. Esto es, que durante el rezo, sujetaban la tela sobre sus cuerpos para evitar que se vieran sus partes mientras están postrados o en genuflexión, Al-lah, Ensalzado y Excelso, esté complacido de todos ellos. Estas fueron las condiciones en las que vivieron muchos de los compañeros del Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz. Sintieron la falta de recursos y la necesidad extrema, pero esto no les hizo entregarse a la vida mundana (Dunia) y sus placeres. Incluso, cuando fueron colmados con los dones de la vida terrenal, no le prestaron atención alguna ni se dejaron llevar por ella. Permanecieron con su convicción y su vida austera hasta que Al-lah tomó sus vidas.