العالم
كلمة (عالم) في اللغة اسم فاعل من الفعل (عَلِمَ يَعلَمُ) والعلم...
De Anás, Al-lah esté complacido con él, que el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, dijo: “Mi tío Anás Ibn An-Nadri, Al-lah esté complacido con él, no estuvo en la batalla de Badr, así que dijo: ‘¡Oh Mensajero de Al-lah! Estuve ausente de la primera batalla en la que combatisteis a los idólatras. Si Al-lah me diera la oportunidad de combatirlos, verías lo que soy capaz de hacer’. Cuando acaeció la batalla de Uhud y abandonaron sus puestos los musulmanes y fueron derrotados, dijo: ‘¡Oh Al-lah! Me disculpo ante Ti por la huida de mis compañeros, y me exculpo de lo que han hecho los idólatras (es decir, combatir al Mensajero)’. Después, siguió adelante y se encontró con Saad Ibn Muadh y le dijo: ‘¡Oh Saad, juro por el Señor de la Kaaba que encuentro el olor del Jardín en este mismo lugar de Uhud!’ Dijo Saad: ‘¡No he podido hacer tanto como lo que ha hecho él!’ Dijo Anás: ‘Encontramos que le habían propinado más de ochenta heridas con la espada, así como estocadas con la lanza o flechazos. También encontramos que, una vez muerto, los enemigos idólatras desfiguraron su cadáver. De modo que no lo conoció nadie excepto su hermana que lo reconoció por sus dedos’. Dijo Anás: ‘Pensábamos que esta aleya fue revelada a causa de su suceso o por el de gentes como él: ‘Hubo entre los creyentes hombres que hicieron realidad su pacto con Al-lah... ’ [Corán, 33: 23]”.
Anás, Al-lah esté complacido con él, relata que su tío Anás Ibn An-Nadri, Al-lah esté complacido con él, no estuvo en la batalla de Badr junto con el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, ya que hacia esta batalla partió la Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, sin tener la intención de combatir, sino que quería encontrarse con la caravana de los quraichíes. Con él iban solamente trescientos y algunas decenas de hombres, que llevaban entre caballos y camellos unas setenta cabezas, sobre los que iban turnándose en la monta. Anás Ibn An-Nadri, Al-lah esté complacido con él, le dijo al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, aclarándole que él no estuvo en su compañía en la primera batalla contra los idólatras: “Si Al-lah me diera la oportunidad de combatirlos, verías lo que soy capaz de hacer”. Cuando llegó la batalla de Uhud, posterior a la batalla de Badr, los musulmanes salieron a combatir junto con el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz. A primera hora del día, las tropas musulmanas ya dominaban el campo de batalla, sin embargo, los arqueros, abandonaron los puestos en los que los había ubicado el Mensajero de Al-la, antes de iniciarse contienda, a pesar de que Él les había prohibido abandonar sus puestos. Una vez que el enemigo fue derrotado, algunos arqueros musulmanes bajaron del monte, así que los soldados idólatras montados a caballo descendieron por esa ladera de Uhud para atacar a los musulmanes y se enzarzaron con ellos. De este modo, los musulmanes quedaron al descubierto y algunos de ellos decidieron huir. No obstante, Anas, Al-lah esté complacido con él, se adelantó hacia las filas de los enemigos incrédulos y dijo: “¡Oh Al-lah! Me disculpo ante Ti por la huida de mis compañeros, y me exculpo de lo que han hecho los idólatras (es decir, combatir al Mensajero)’. Después, siguió adelante y se encontró con Saad Ibn Muadh y éste le preguntó: “¿Hacia dónde vas?” Él le dijo: “¡Oh Saad, juro por el Señor de la Kaaba que encuentro el olor del Jardín en este mismo lugar de Uhud!” Esto es una existencia real, no es fruto de su imaginación, sin embargo, fruto de la generosidad de Al-lah hacia este hombre hizo que oliera el Jardín antes de encontrar el martirio, Al-lah esté complacido con él, para que así siguiera adelante y no retrocediera. Él siguió adelante y combatió hasta que encontró la muerte, Al-lah esté complacido con él. Dijo Saad: “¡No he podido hacer tanto como lo que ha hecho él!’ Dijo Anas: “Encontramos que le habían inflingido más de ochenta heridas, entre golpes de espada, estocadas con la lanza y flechazos, hasta tal punto de desfigurarse su cadáver y solamente lo pudo reconocer su hermana, que lo reconoció por sus dedos, Al-lah esté complacido con él. Los musulmanes solían contar esta aleya fue revelada por su caso y el de gentes como él: ‘Hubo entre los creyentes hombres que hicieron realidad su pacto con Al-lah: algunos de ellos lo han cumplido con su muerte, y otros esperan aún sin haber cambiado [su resolución] en lo más mínimo” [Corán, 33: 23]. No hay duda alguno que él y aquellos que encontraron el martirio como él entran de lleno en el significado de esta aleya, puesto que hicieron realidad su pacto con Al-lah. De hecho, Anas Ibn An-Nadri, Al-lah esté complacido con él, dijo: “Si Al-lah me diera la oportunidad de combatirlos, verías lo que soy capaz de hacer”. Así fue, hizo con ellos lo que solamente los hombres agraciados por Al-lah hacen hasta que encontró el martirio.