الرزاق
كلمة (الرزاق) في اللغة صيغة مبالغة من الرزق على وزن (فعّال)، تدل...
De Shakali Ibn Humaid, Al-lah esté complacido con él, que dijo: “Dije: ‘¡Oh Mensajero de Al-lah, enséñame una súplica!’ Dijo: ‘Di: ‘Allahumma inní aúdhu bika min charri sam’í; wa min charri basarí; wa min charri lisáni; wa min charri qalbí; wa min charri maniyyí’ (¡Oh Al-lah, me refugio en Ti del mal de mi oído y de mi vista; de mi lengua y de mi corazón; y del mal que pueda provenir de mi conducta sexual!)”.
En este hadiz, Shakali Ibn Humaid, Al-lah esté complacido con él, va a ver al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, en busca del bien de esta vida y de la Otra. Ciertamente él no le pide al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, bienes de este mundo perecedero, ni le pide un poco de riqueza, ni un kilo de alimentos, sino que fue a pedirle que le enseñara una súplica, que le puede ser de utilidad para su religión (Din) y para su vida de acá. Ésta es la realidad de los compañeros del Mensajero de Al-lah que solían pedir la gracia de Al-lah y su complacencia. El Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, le indicó este grandioso y majestuoso duá (súplica). Le dijo: “Di: ‘Allahumma inní” (¡Oh Al-lah, ciertamente yo...), dirigiéndose a Al-lah con uno de sus más bellos nombres (Al-lah). “Aúdhu bika min charri sam’í” (me refugio en Ti del mal de mi oído) para protegerse de los males que oye el ser humano, como el falso testimonio, los apelativos de incredulidad, la herejía, así como todos los posibles pecados que oye el ser humano. “Wa min charri basarí” (y del mal de mi vista) para evitar que lo llegue a emplear en ver aquello que ha prohibido Al-lah. “Wa min charri lisáni” (y del mal de mi lengua) de todos aquellos posibles pecados que puede llegar a pronunciar, como el falso testimonio, de proferir insultos y ofensas, de la herejía, de menospreciar a la religión y a sus doctos, o de hablar sobre aquello que no atañe al ser humano. “Wa min charri qalbí” (Y del mal de mi corazón), esto es, que el corazón se llene de aquello que no sea la mención de Al-lah, y de que dirija su fe a aquello que no sea Al-lah Todopoderoso, así como implorarle, temerle, o dedicarle apelativos de grandeza, o por medio de no dirigir todos sus actos de adoración obligatorios a Al-lah, Ensalzado sea. “Wa min charri maniyyí’ (lit. y del mal de mi esperma), esto es, del mal que puedan cometer los órganos genitales practicando aquello que Al-lah a prohibido, o incitando a aquello que puede desembocar en fornicación y adulterio, como la vista, el tacto, el olfato, la voluntad, etc. Por lo tanto, esta súplica tiene por objetivo proteger los sentidos, que son un don que el que Al-lah Todopoderoso nos ha agraciado. El Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, lo exhortó a buscar refugio en Al-lah del mal que pueden causar estos dones. Es como si hubiera dicho: “Busco refugio en Al-lah del mal de mi oído, porque se trata de un don de Al-lah, con el que se Le adora. El oído en sí no es un mal para que se busque refugio de él, pero se busca refugio del mal al que puede inducir. Su protección se da por medio de aquello para lo que fue creado. No hay que emplearlo en el pecado ni en la difusión del vicio, ya que será responsable el Día del Juicio de lo que haya hecho con estos dones, por lo que dice Al-lah, Ensalzado sea en su Libro: “Y no te ocupes de aquello de lo que no tienes conocimiento: ¡en verdad, el oído, la vista y el corazón -todos ellos- habrán de responder por ello [en el Día del Juicio]” (Corán, 17: 36).