الحميد
(الحمد) في اللغة هو الثناء، والفرقُ بينه وبين (الشكر): أن (الحمد)...
De Uqbata Ibn Amir, Al-lah esté complacido con él, que dijo: “Teníamos que sacar a pastar a los camellos por turnos, y llegó mi turno. Cuando los traje por la tarde, encontré al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, de pie hablando con la gente. Alcancé a escuchar cuando dijo: “Todo musulmán que perfeccionara su ablución y luego rezara dos rakaas, consagrado y entregado por completo en ella, será merecedor del Jardín”. Dijo: “Dije: ‘qué gran generosidad”, pero una persona me interrumpió y dijo: “La anterior era aún mejor y más generosa”. Miré y vi a Úmar. Me dijo: “Veo que acabas de llegar…”. Había dicho: “A cualquiera de vosotros que completara o perfeccionara su ablución y después dijera: ‘Ashhadu an La ilaha illa Al-lah wahdahu la sharíka lahu, wa ashhadu anna Muhammadan abduhu wa rasúluh’ (Atestiguo que no hay más dios que Al-lah, único y sin asociado, y atestiguo que Muhammad es su siervo y mensajero), se le abrirían las ocho puertas del Jardín, y podrá entrar por la que quiera de ellas’”.
Este hadiz narra las menciones que deberían pronunciarse después de realizar la ablución. En el relato de Uqba Ibn Amir, Al-lah esté complacido con él, que dijo: “Teníamos que sacar a pastar a los camellos por turnos, y llegó mi turno”, esto significa que solían juntar sus camellos en grupo y los sacaban a pastar por turnos, de modo que cada día le tocaba a uno de ellos. Así era más liviano para ellos y podían dedicarse a otros asuntos. “Cuando los traje por la tarde”, esto es que volvió con el ganado a última hora de la tarde y ya había terminado su cometido. Luego fue a donde se encontraba el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, hablando con sus compañeros. Cuando el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, dice: “Todo musulmán que perfeccionara su ablución y luego rezara dos rakaas, consagrado y entregado por completo en ella, será merecedor del Jardín”. Con esto, el Mensajero de Al-lah une las dos condiciones del sometimiento y la entrega que debe haber en la oración: la consagración y entrega de cuerpo y alma. “Dije: ‘qué gran generosidad”, esto es, lo que había dicho el Mensajero de Al-lah es, por una parte, fácil y sencillo y, por otra, no requiere ningún esfuerzo para nadie. Pero una persona me interrumpió y dijo: “La anterior era aún mejor y más generosa”. Miré y vi a Úmar. Me dijo: “Veo que acabas de llegar…”. Había dicho: “A cualquiera de vosotros que completara o perfeccionara su ablución”. La duda es del narrador del hadiz, aunque las dos palabras tiene el mismo significado, esto es, realizar la ablución tal y como consta en la Sunna. Y después dijera: ‘Ashhadu an La ilaha illa Al-lah wahdahu la sharíka lahu, wa ashhadu anna Muhammadan abduhu wa rasúluh’ (Atestiguo que no hay más dios que Al-lah, único y sin asociado, y atestiguo que Muhammad es su siervo y mensajero). Debería añadirles lo que ha narrado At-Tirmidhí, en el relato recopilado por Muslim: Allahumma iy'alní min at tawabina wa iy'alní min al mutatahhirina.’ (‘¡Oh Al-lah, hazme de los que se arrepienten y hazme de los que se purifican!). Asimismo se le podría añadir lo que ha narrado Al-Nisa’i transmitido del Mensajero de Al-lah, en su libro “A'mal al-yaum wa al-layla”, que dijo: “Subhánaka allahumma wa bi hamdika, ashhadu an la ilaha illa Anta, astagfiruka wa atubu ilaika” (¡Oh Al-lah, por Tu gloria y Tu alabanza. Atestiguo que no hay dios, sino Tú. A Ti te pido el perdón y a Ti me giro arrepentido!).