القوي
كلمة (قوي) في اللغة صفة مشبهة على وزن (فعيل) من القرب، وهو خلاف...
De Anás, Al-lah esté complacido con él, que dijo: “El Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, partió con sus compañeros hacia Badr y llegaron antes que los asociadores. Y les dijo: ‘¡Que ninguno de vosotros se adelante un paso antes de mí!’ En ese momento se acercaron los asociadores. Y el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, dijo: ‘¡Id en pos de un Jardín cuyo ancho son los cielos y la Tierra!’ Y Umair Ibn Al Humám Al Ansarí, Al-lah esté complacido de él, preguntó: ‘¡Mensajero de Al-lah! ¿Un Jardín cuyo ancho sería el de los cielos y la Tierra? Dijo: ‘¡Sí!’ Dijo: ‘¡Qué maravilla! ¡Qué alegría!’ Y el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, le preguntó: ‘¿Por qué dices eso?’ Dijo: ‘¡Por nada excepto que, por Allah, oh Mensajero, desearía ser de la gente de ese Jardín!’ Le dijo: ‘¡Pues, ciertamente, tú eres de su gente!’ En ese momento sacó unos dátiles de su talega y empezó a comérselos. Después dijo: ‘¡Si esperase a comerme todos estos dátiles, mi vida se habría prolongado demasiado!’ Así pues, arrojó los dátiles que llevaba consigo y entró a combatir hasta caer muerto”.
Anás, Al-lah esté complacido con él, nos informa de que el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, salió de Medina junto con sus compañeros hasta encontrarse con la caravana de Abu Sufián que provenía de Cham (Damasco) en dirección a la Meca. El Mensajero de Al-lah y sus compañeros no habían salido a combatir, pero Al-lah quiso que, en su camino, se cruzaran con su enemigo sin previo aviso. Por este motivo, muchos de los compañeros del Mensajero de Al-lah no participaron en esta batalla, sin que el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, se los reprochara. Así que el Mensajero de Al-lah partió junto con sus compañeros y llegaron a Badr antes que los asociadores de Quraich. El Mensajero de Al-lah junto con los suyos se posicionaron en el lugar, y después llegaron los incrédulos y asociadores. El Mensajero de Al-lah dijo entonces: ‘¡Que ninguno de vosotros se adelante un paso antes de mí!’, esto es, que nadie vaya por delante de mí para que no cometan ningún error táctico por desconocimiento. Luego, el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, les dijo: ‘¡Id en pos de un Jardín cuyo ancho son los cielos y la Tierra!’, esto es: competid y no escatiméis en entregar vuestras vidas por la causa de Al-lah, pues la recompensa es un Paraíso cuyo ancho son los cielos y la Tierra. Se lo dice con el objetivo de arengarlos para que combatan a los asociadores e incrédulos. Umair Ibn Al Humám Al Ansarí, Al-lah esté complacido de él, preguntó: ‘¡Mensajero de Al-lah! ¿Un Jardín cuyo ancho sería el de los cielos y la Tierra? Dijo: ‘¡Sí!’ Dijo: ‘¡Qué maravilla! ¡Qué alegría!’ Y el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, le preguntó: ‘¿Por qué dices eso?’ Dijo: ‘¡Por nada excepto que, por Allah, oh Mensajero, desearía ser de la gente de ese Jardín!’ Le dijo: ‘¡Pues, ciertamente, tú eres de su gente!’ Esto es la buena nueva que le da, a él y a sus compañeros, el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, para que así no escatimen ningún esfuerzo en el combate. Después de que Umair Ibn Al Humám, Al-lah esté complacido con él, oyera esa buena nueva de la boca de nuestro Enviado, cuya palabra es verdad y certeza, sacó unos dátiles de su talega en forma de cuerno, que es la que emplean los combatientes para guardar su comida. Empezó a comérselos. Después dijo: ‘¡Si esperase a comerme todos estos dátiles, mi vida se habría prolongado demasiado!’ Así pues, arrojó los dátiles que llevaba consigo y entró a combatir hasta caer muerto, Al-lah esté complacido con él.