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Narró Zaid Ibn Arkam -Al-lah esté complacido con él- que el Mensajero de Al-lah -la paz y las bndiciones de Al-lah sean con él- decía: “¡Oh, Al-lah! En Ti me refugio de la incapacidad, la pereza, la vejez y la tortura de la tumba. ¡Oh, Al-lah! Otorga a mi alma el temor de Ti, y purificala, pues Tú eres quien mejor purifica, Tú eres su Dueño y su Señor. ¡Oh Al-lah! En Ti me refugio del conocimiento inútil, del corazón que no venera y del alma que no se sacia y de la súplica que no encuentra respuesta”.

شرح الحديث :

Refugiarse en Al-lah forma parte de los actos de adoración del corazón, y solamente se realiza a Al-lah, Enaltecido sea. La incapacidad y la pereza forman un tándem por su cercanía y parecido y cortan las fuentes del bien tanto en la vida mundanal como en la Otra Vida. Representan la vaguedad y la dejadez. Cuando proviene del carácter del siervo de Al-lah, se consideraría pereza. Por ello, Al-lah, Enaltecido sea describió a los hipócritas en su Libro con: “Y cuando se disponen a hacer la oración, lo hacen con desgana” [Corán, 4: 142]. Ello es debido a la debilidad de su fe y la enfermedad que afecta sus corazones. La pereza por lo tanto solo se halla en el alma enferma. Si la causa de impedimento es ajena al siervo, entonces hablamos de incapacidad, que Al-lah nos refugia. “La tacañería” por su parte significa retener los bienes material e impedir emplearlos en el sendero del bien y en algo que beneficie. De este modo, el alma se inclina por el amor a los bienes materiales, a acumularlos, atesorarlos y evitar emplearlos en los asuntos que Al-lah ha mandado. Con “la vejez” se refiere aquí a que el ser humano quede reducido en la vejez a un estado de lo más abyecto, alcanzar la vejez extrema, debilitándose sus fuerza, desapareciendo su mente y deteriorándose su estado, de modo que no pueda ya cosechar los bienes de Esta Vida y de la Otra. Al-lah dice es su Libro: “Pero si prolongamos a alguien sus días, le restamos también facultades...” [Corán, 36: 68]. “La tortura de la tumba”, por su parte, es una realidad inequívoca sobre la que concuerdan los doctos del Islam. Al-lah Enaltecido sea dice es su Libro: “detrás de esos hay una barrera [de muerte] hasta el Día en que sean todos resucitados.” [Corán, 23: 81]. La tumba puede ser una mansión en el Paraíso o un hoyo en el Infierno. Por ello, el Profeta dejó claro que el fiel debe buscar refugio en Al-lah de la tortura de la tumba en cada una de sus oraciones, dada la grandeza y magnificencia de esta tortura. “¡Oh, Al-lah! Otorga a mi alma el temor de Ti”, esto es, la obediencia de Tus órdenes y Purificala pues Tú eres quien mejor purifica, Tú eres su Dueño y su Señor. En la interpretación del término “taqwa” (temor o consciencia de Al-lah) se ha comentado que es similar a la “propensión al pecado” (fuyúr) como se recoge en el Libro de Al-lah: “instruyéndole sobre su propensión al pecado y su temor de Dios” [Corán, 91: 8]. “Y purificala” significa: purifícala de todos sus faltas. “Pues Tú eres quien mejor purifica”: no hay quien pueda purificarlo mejor que Tú, oh Señor. “Tú eres su Dueño”: el que la sustente y vela por ella. “Y su Señor”: el que la posee y la sustenta. “¡Oh Al-lah! En Ti me refugio”: en ti busco protección. “Del conocimiento inútil”: el que no aporta ningún beneficio o el que el siervo no lo practica, de modo que pueda ser un alegato contra él en el Día del Juicio. Como dice el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- “El Corán será un alegato a tu favor o en contra de ti”. Este conocimiento inútil es el que no purifica el alma, se manifiesta en la práctica y acapara la bendición de nuestros actos. “Del corazón que no venera”: que no se estremece cuando se menciona a Al-lah y su Libro, es el corazón de piedra. Se le pide que se estremezca ante su Creador, y se abra ante Su voluntad para que en él penetre Su luz. Si esto no ocurre así, tendrá un corazón duro, por lo que se debe buscar la protección de Al-lah. Dice Al-lah Enaltecido sea en su Libro: “¡Ay, pues, de esos cuyos corazones se han endurecido!” [Corán, 39: 22]. “Y del alma que no se sacia”, esto es, por aferrarse a la vida caduca, el anhelo de lo material y condicionar el alma por las esperanzas a largo plazo. “Y de la súplica que no encuentra respuesta”, es decir, me refugio en Al-lah de todo lo que causa el rechazo de una súplica a Al-lah. Que se rechace una súplica es señal de menosprecio, porque representa el rechazo de quien suplica, al contrario que la súplica del buen creyente que siempre encuentra respuesta, ya sea en Esta Vida, o le recompensa Al-lah protegiéndolo de lo que ha suplicado o se le reserva para la Otra Vida. De esto modo, la súplica del creyente siempre encuentra respuesta, a diferencia de la plegaria del que descree. Al-lah Enaltecido sea dice en su Libro: Por eso, la plegaria de quienes descreen tiene por destino la perdición” [Corán, 13: 14].


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