الحيي
كلمة (الحيي ّ) في اللغة صفة على وزن (فعيل) وهو من الاستحياء الذي...
Narró Ziyad Ibn Al-Hariz As-Sudai, Al-lah esté complacido con él: “En el momento de la primera llamada a la oración del alba, el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- me ordenó que la hiciera y así la hice. Una vez hecha, dije: ‘¿Proclamo ahora la disposición a la oración (iqama)?’ El Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- sin embargo, comenzó a mirar al horizonte por el que sale el sol y dijo: ‘No’. Cuando ya aparecieron los primeros rayos de claridad, entró en la mezquita. Sus compañeros ya se habían reunido para rezar. Hizo la ablución, y luego Bilal quiso proclamar la disposición a la oración (iqama), pero el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- le dijo: ‘Ciertamente, el hermano As-Sudai es quien llamó a la oración haciendo el adhán, y quien lo haga debe ser el mismo que proclame la disposición a la oración (iqama)’”.
Este noble hadiz aclara que quien llame a la oración haciendo el adhán es el más indicado para pronunciar la disposición a la oración (iqama). Asimismo indica que el imam es quien tiene la potestad de establecer el momento de la iqama. No obstante, este hadiz es débil, así que si la iqama la realiza una persona diferente a quien haya llamado a la oración (adhán), no hay mal en ello. Sin embargo, si la mezquita tiene un almuédano y un imam oficiales en nómina, nadie debe entrometerse en sus decisiones, en virtud de lo que el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- dijo: “El hombre en su casa no puede ser guiado en la oración por otro hombre, así como el hombre ajeno al hogar no debe pernoctar en él si no es con el permiso de su dueño”.